Tomado de http://www.maestrosdelweb.com/editorial/creativecommons/Parece que está bastante extendida la creencia de que lo que se encuentra en Internet se puede utilizar sin más. No hay más que leer lo que le sucedió al genial Hernán Casciari en Estaba en Internet, y yo lo cogí de ahí.

Quien publica algo en Internet lo hace normalmente para que otros lo puedan aprovechar y utilizar, copiándolo o reproduciéndolo si es necesario. Pero una cosa bien diferente es que alguien se atribuya la autoría de una obra que no es suya poniendo su firma en ella y olvidándose de, como mínimo, citar al autor o autora original.  Y esto ocurre con demasiada frecuencia aunque éste/a publique bajo una licencia Creative Commons.

En la legislación española, como en la de otros países, el autor adquiere todos los derechos sobre una obra desde el mismo momento en que esta es creada, independientemente de que la registre o no.  Y esto afecta también a todos los recursos que en distintos formatos se publican en la web (artículos, documentos, animaciones, sonidos…)
Como explican F.J. Martín y Y. Hassan, es el simple hecho de su creación, elaboración o composición el que nos confiere la propiedad intelectual sobre el recurso. Al autor le asisten además, entre otros, derechos morales como el Derecho de Paternidad, es decir, exigir la paternidad o el reconocimiento como autor del recurso.

Las licencias Creative Commons, de las que trataba recientemente Aníbal, surgieron precisamente para que los restrictivos derechos de autor encarnados por el símbolo © no supusieran un freno a la distribución y difusión de la información y la cultura ni a la colaboración en el desarrollo del conocimiento. Con este formato, el propietario de los derechos de autor puede reservarse algunos derechos sobre su obra y ceder otros permitiendo, por ejemplo, la copia, distribución o comunicación pública de la misma y su modificación para hacer obras derivadas bajo ciertas condiciones. El reconocimiento de la autoría original es una de esas condiciones común a los seis tipos diferentes de licencias disponibles en la actualidad.

Para fomentar el trabajo colaborativo y la difusión del conocimiento es preferible que quienes nos dedicamos a la educación utilicemos este tipo de licencias de propiedad intelectual, tal y como se propugna en la Declaración de Roa, ¿pero qué hacemos con quienes a pesar de todo plagian o se apropian "por la cara" de una obra ajena?  Que otras personas puedan beneficiarse de tu trabajo e incluso mejorarlo y difundirlo citando su procedencia es algo que estimula a seguir trabajando. Pero que otros se apropien y difundan como suyas obras de tu autoría es algo que por el contrario disminuye los deseos de publicar y compartir. El respeto de los derechos de autor es una exigencia ética que nos debemos imponer para que el temor a que otros sin escrúpulos se apropien de nuestro trabajo no sea un impedimento a la hora de decidirse a publicar contenidos en la Red.

Existen algunas herramientas interesantes para detectar plagios y demostrar la fecha de publicación de una obra en Internet.

Con Copyscape podemos descubrir quién nos copia con solo indicar la URL de nuestra web o artículo en el campo de búsqueda correspondiente. Gracias a esta herramienta, descrita por Juanmi Muñoz, he podido ver que me copian por aquí y por allá sin tener tan siquiera la deferencia de insertar un enlace a la web de la que lo han sacado en su sección de enlaces web.

Hay casos más graves en los que "colegas de profesión" elaboran fantásticos cuadernos de trabajo a cuenta de muchos de tus materiales, les ponen un  ©  y luego los venden como propios sin ninguna cita bibliográfica y sin dedicar al menos un enlace en su web al autor original.

Claro que, el colmo de los colmos, es que te copie la mismísima Consejería de Educación, que en otros casos paga suculentas dietas a sus asesores.

Y por si hubiera problemas en Internet Archive se pueden obtener datos históricos sobre la fecha de publicación de una web o de un recurso en Internet si necesitas demostrar que la publicación original es anterior a la copia.