El amigo Pepe sigue empeñado en hacernos la puñeta con su planeta educativo impostor. No solo nos ha usurpado el nombre para aprovecharse de nuestro prestigio, sino que ahora también ha montado el mismo tipo de servicio: un agregador de blogs para cuya sindicación ni siquiera ha pedido opinión a muchos de los autores agregados.

Si la de nuestro Planeta Educativo (el auténtico) fuera una actividad comercial se le podría acusar, cuando menos, de competencia desleal al amparo de la Ley 3/1991 de 10 de enero. No solo constituye un acto de ciber-ocupación de un dominio con la intención de crear confusión y aprovecharse del renombre de nuestra marca. La cuestión principal es que el falso planeta educativo crea confusión entre quienes utilizan los buscadores para llegar a nuestra web y además imita casi al cien por cien las prestaciones de nuestro servicio, explotando de forma ilícita nuestro esfuerzo y nuestra reputación.


El planeta educativo impostor en un ejemplo muy poco edificante viniendo de quien quiere aparentar interés por la educación. Que además el farsante sindique contenidos de una web como Educacionenvalores.org es ya el colmo de la desfachatez.

No sé qué le parecería al autor del falso planeta, que intenta infructuosamente permanecer en el anonimato y acusa de difamadores a quienes le descubren, que cualquiera de nosotros creara un plagio de Maestroteca o de Aplicaciones Educativas. Lo que sí sé es que a quienes falsifican la marca de una prenda de vestir haciéndola pasar por lo que no es las autoridades les requisan la mercancía y les someten a importantes sanciones. Algo parecido ocurriría si a mí me diera por fabricar un nuevo refresco de cola y lo vendiera bajo la marca Coca Cola. Seguro que los abogados de la multinacional no tardarían en demandarme y reclamarme años y perjucios. Y no sería injusto si, después de ser advertido, yo persistiera en mi empeño por usurpar una marca que tanto esfuerzo les ha llevado a otros prestigiar.

El aprovechamiento de la reputación ajena constituye una forma parasitaria de situarse en la red, pues lo mismo que en los negocios, implica tener una presencia en el mercado a costa de la fama o buen nombre que otra marca o producto tiene en el mercado. La ley no impide la iniciativa de alguien que quiera ofrecer otro producto similar, pero utilizar el mismo nombre es una inaceptable práctica de piratería. Y si viene de un educador, una vergüenza para la profesión.

Si eres uno/a de los agregados a este planeta pirata puedes apoyarnos pidiendo que te den de baja, al menos hasta que cambie de nombre.