¿Cabe imaginar que para circular por las autopistas españolas se exigiera conducir una determinada marca de coche? ¿O que viajar en el AVE fuera un derecho reservado únicamente a quienes vistieran una determinada firma de ropa? ¿O que ver los telediarios solo fuera posible para quien tuviera un televisor de la marca X?

Pues eso es lo que está pasando con una buena parte de la información y los servicios que las administraciones públicas, tanto la estatal como la autonómica, ofrecen a través de Internet. Su acceso y uso está vedado a quienes no son clientes de la empresa dominante en el mercado de la informática.

Por ejemplo, iba yo dispuesto a participar en el Modelo de Autoevaluación para organizaciones educativas de Castilla y León respondiendo al cuestionario online en el que a profesores, alumnos y padres se nos pide opinión sobre diversos aspectos relacionados con el funcionamiento de nuestro centro, cuando me aparece una ventana emergente que no sé si me advierte o más bien me acusa de no usar Internet Explorer. (clic para agrandar)

Que una empresa como Tea Ediciones, que es la que ha desarrollado la aplicación y que está más preocupada por baremar, homogeneizar y estandarizar los tests que vende que por la accesibilidad y la igualdad de oportunidades no tenga informáticos que sepan programar para la diversidad de usuarios, navegadores y sistemas operativos entra dentro de lo esperable, dado que se trata además de una empresa privada. Pero que un organismo público no incluya los criterios de interoperatividad y neutralidad tecnológica en el pliego de condiciones de sus concursos públicos es inadmisible.

Porque el resultado es que los usuarios que no pasan por el aro de Microsoft pueden resultar ignorados, menospreciados y obligados a saltar barreras tecnológicas absurdas y fácilmente evitables. Y es que no son las empresas ni los sistemas operativos de la competencia los discriminados en casos como este. Lo somos los ciudadanos que nos vemos privados del acceso a la información y a los servicios públicos que se sufragan con el dinero de todos.

Lo más curioso es que, como es natural, no he utilizado IE y he podido cumplimentar el cuestionario y enviarlo sin mayor problema.  

Así que una vez que me he evaluado a mí y a mi centro voy a evaluar también a la Consejería. Aunque no me lo haya pedido nunca, porque deben pensar que solo los que estamos a pie de obra necesitamos mejorar y por eso no se aplican el cuento de la calidad a ellos mismos.

  • Accesibilidad: 0              
  • Atención a la diversidad: 0
  • Neutralidad tecnológica: 0
  • Windowscentrismo: 10
  • Infoexclusión: 10

Hay muchas más denuncias en www.neutralidad.es