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En fin, qué puede decir uno al que a duras penas distingue el vino que ni con gaseosa entra, de un reserva :-(, tal y como pudiste comprobar en su momento 😀
Por cierto, ¿no es demasiado violácea la mancha del tapón como para tratarse de un caldo del 2003? Vamos, que ni yo mismo me creo lo que acabo de escribir…
Gracias 😉
Esta es precisamente una de las grandes virtudes de este vino. A pesar del tiempo y de su paso por la barrica de roble sigue conservando toda su frutosidad y toda la esencia de su materia prima. La explosión de aromas nada más abrir la botella ya deja adivinar el festival que viene después.